Dos personas en dos puntos distintos del planeta le piden al cineasta Diego Gutiérrez que los filme: su mejor amigo y su madre. Ambos saben que pronto morirán. Ambos intentan explicarse a sí mismos, las razones, el propósito y el rastro de su paso por el mundo.
La proximidad de la muerte desencadena un viaje. Un viaje a un lugar sin rastro de existencia humana, a un posible vacío de color, sonido, texturas y olores. Un intento para visualizar la nada, tocarla. Mientras escucha a su amigo y a su madre, reflejándose en ellos y siendo parte de este viaje, el cineasta intenta asomarse a aquello que no tiene explicación. ¿Por qué estamos aquí? ¿Vale la pena? ¿Es suficiente?
El espejo y la ventana es una expedición, -¿un exorcismo? ¿Un hechizo?- en preparación para el gran salto al vacío, en un intento de comprender de qué trata la vida.